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De la serie gobernantes de ayer y de hoy: | |||
Alfonso I de Aragón | |||
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Nacimiento | No hace mucho | ||
Muerte | Cuando se cansó de batallar | ||
Cargo | Reyezuelo y general | ||
Ideología | La guerra sobre todas las cosas | ||
Nacionalidad | Carraspeñiano, pero luego se hizo aragonés | ||
Cónyuge | Urraca Buitriguez Carroñas | ||
Dinastía | Dijo que no tenía | ||
Notas | Le gustaba la lucha libre, como no |
Alfonso I de Aragón (aunque ni siquiera era de Aragón, sino de Carraspaña), conocido también como el Batallaor, era un rey que vivió hace algunos años (no muchos) y estuvo toda su vida guerreando, batallando, luchando, combatiendo, sojuzgando, invadiendo, peleando, conquistando, sometiendo y... bueno, se hacen una idea ya.
Era hijo de una pareja de campesinos en Carraspaña, un pueblo perdido en las montañas con unos 17 o 18 habitantes, si no recuerdo mal. Desde pequeño le gustaba mucho pelear, se buscaba cualquier excusa para enfadar a alguien y meterse a ho$@$*s con él. Una era, por ejemplo, ir al primero que veía y decirle:
Ya se ve, excusas al estilo de los gitanos u otros. De adolescente, su padre le ingresó en el ejercito para que descargase su mala leche y sus ganas de repartir leña como para encender una fogata tres años. En los entrenamientos del cuartel nadie podía con él, ganaba aunque luchase con espada, maza, navaja, cuchillo, garrote, arco y flechas, alabarda, lanza, jabalina, daga, puños, cabeza, churro (no, no, digo un churro de verdad, de los que se toman con chocolate). Sus magníficas dotes para el combate cuerpo a cuerpo, a distancia y su falta de escrúpulos hizo que ascendiera más rápido que un rayo. Finalmente consiguió el honor más alto, guardaespaldas del rey.
En aquel momento Carraspaña estaba en los territorios de la Boina de Aragón, donde estaban Aragón (que raro), Catalunia y algunos cachitos de Francia. El rey al que Alfonso debía proteger era Joan Hegaleko Kaka XLVIII. Su dinastía era de origen vasco y por eso todos eran más brutos que un arado. Pero Joan resultó ser navarro, por lo que era enclenque y flojo. Alfonso tuvo que estar constantemente protegiéndolo de todo, hasta que se cansó y pensó matarlo, aunque no hizo falta porque un día fue a jugar a pelota vasca y murió al tropezar en el escalón de la entrada. Como no tenía hijos, Alfonso se erigió en rey.
Una vez convertido rey, Alfonso tenía más ganas que nunca de salir a guerrear. Primero atacó a los moros del sur, que habían estado acomodándose a costa de la debilidad del rey Joan. Con un ejército numeroso conquistó Zaragoza, llamada entonces Caragoça, y otros pueblos de alrededor, partiendo de Cabesahuesca. Su estrategia consistía en ir pueblo por pueblo, matando a todos y construyendo cuarteles, iglesias y salas de tortura que le permitían reindivicar los terrenos como suyos.
Tras ver que su reinucho estaba rodeado por los reinos de Reina Urraca sumando así un par de fincas más a su peculio. Ello le granjeó más sitios para batallar: el arzobispo de Xelmírez, le declaró la guerra para independizar Galicia pero fue derrotado, la orden de Cluny también le comenzó a poner problemas ya que veían mal que el rey les hiciera tantos favores a los Astorga y Ávila(donde puso a cocer varias cabezas de nobles que habían sido sus testigos de la boda).
Con los reyes de Navarra tampoco se llevó muy bien, ya que estos porfiaban por que en Aragón también viesen su televisión autonómica (para que luego se olvidasen de su rey y se hicieran navarros) así que durante tres años Alfonso tuvo que ir por varios puertos de montaña destruyendo antenas de repetición. Mientras el rey de Francia le metió varios agentes secretos para mariconizar a los aragoneses y luego invadirlos, los catalanes les pusieron varios chinos llenos de ropa catalá con el fin de hundir su industria aragonesa del tejido vacuno; así pues Alfonso no tuvo ni un solo momento para aburrirse.
Alfonso se hartó de tantas guerras blandengues y quiso algo más emocionante, a pesar de que su ejército estaba hecho excremento. Por eso quiso ir a luchar a Granada, muy lejos de su reino. Fue para allá por la costa mediterránea, paró en Valencia y Lorca para descansar, mató judíos por el viaje y al fin llegó. Colocó su campamento cerca de la ciudad y cada mañana se iba con sus soldados a matar gente sin motivo aparente. Al mediodía volvían a la base a comer, después se echaban una siestecilla, por la tarde hacían actividades diversas, como cazar animales y judíos, ir al centro comercial o a la feria a montar en la noria (movida por caballos) o a violar mujeres. Por la noche cenaban y presumían entre ellos ("¡Yo he matado más que tú!" "¡Sí, pero yo he saqueado más casas" "Pues yo he profanado más mezquitas que nadie"). Estuvieron así diez días hasta que los granadinos reaccionaron y se rebelaron, por lo que Alfonso tuvo que huir.
Alfonso siguió peleando hasta el final de sus días, y continuó haciendo más guerras. Intentó repetir lo de la expedición haciendola a París, pero los soldados protestaron porque hacía frío, no habían tantos judíos para matar y a ninguno de ellos le gustaba el croissant, así que hubo que rechazar la idea.
Alfonso murió una tarde al volver de una batalla en La Coruña, debido a que las lluvias le habían provocado un fuerte resfriado. Lo enterraron en un monasterio, metiendo sus 146 espadas en la tumba, según sus deseos.
Hizo su testamento antes de morir, dividiendo el reino entre sus 15 hijos:
Yo, Alfonso Simón José Antonio Ponche y Blanco I de Aragón el Batallaor, o Alfonsín para los amiguetes, declaró que mi reino se divida entre mis hijos, que no recuerdo bien cuántos eran. Pues eso, cuando esté muerto ya miraréis qué os toca a cada uno. Y pido perdón a todos mis enemigos, incluso al Boyer. |
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Testamento de Alfonso I |
Sin embargo, su hijo mayor, Alcaraza, que leyó antes que nadie el testamento, escondió el original y falsificó uno nuevo, que enseñó a todos:
Yo, Alfonso, le doy todo a mi hijo mayor. Punto final. |
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Testamento falso de Alfonso I |
Todos se creyeron el testamento falso y Alcaraza fue nombrado rey sucesor. Desde entonces no hubieron reyes tan peleadores, aguerridos y gays como fue Alfonso I.
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